viernes, 21 de abril de 2017

Inmersión




Me duele tu ausencia, me lastima este silencio, esta agonía.

Me duele lo ambiguo del final.

Me duele que tu rostro haya empezado a perder nitidez en mis recuerdos.

Entre tú y yo existe un mar que no podemos cruzar |y que se formó gota a gota, las que no supimos contener y dejamos fluir sin pensar que, más temprano que tarde, quedaríamos en  orillas diferentes.

No tengo las fuerzas ya para nadar y creo que tú tampoco.

Si decidiera arriesgarme en aguas profundas existe el peligro de ahogarme pues dudo tengas un salvavidas para alcanzarme...no tendría a qué sostenerme y perecería en ese mar que nos separa, o de lo contrario, en  las lágrimas que me causaría tu cruel indiferencia.

Marcha Blanca




Extraño tu presencia, pero más que el verte, tocarte y sentir el calor de tu cuerpo, extraño la certeza de saber que estabas para mí, esa sensación de pertenencia, de protección, que se tiene aún en la distancia.

Me duele tu ausencia tanto como tus recuerdos.

Me duele tu silencio tanto como el sonido de tu voz gélida en la despedida.

Me sobran los besos que no alcancé a darte y me faltan aquellos tan esperados la noche en que repentinamente me  dijiste adiós.

Me lleno de preguntas al buscarle un sentido al comienzo más que al final y me lleno de angustia al suponer las respuestas.

Me asusta imaginar el camino sin ti, tanto como me asusté el día que decidí caminar contigo.

Me convence el recuerdo de los malos momentos, cada vez más frecuentes, producto de nuestras tantas diferencias.

De a poco el corazón le va cediendo espacio a la razón, las lágrimas se van secando, la espalda se endereza y el paso se hace firme.

El proceso de olvidarte ha comenzado...

    Las equivocaciones y faltas de respeto de tu amigo no dejan de ser graves sólo porque es tu amigo. Si guardas silencio no eres su amigo ...