Cuando tus manos no puedan acariciar mi rostro ni tu sonrisa derretir mi mirada, recuerda que estuve allí sin apuro y sin miedos.
Cuando tus labios no puedan encontrar mi boca ni tu piel alejar de mi cuerpo el frío, cierra los ojos y recuerda el cansancio que nos adormeció luego de amarnos.
Cuando no escuches mi voz ni tus palabras acaricien mis silencios, recuerda las canciones que canté sólo para ti.
Cuando tus brazos no puedan rodear mi cuerpo ni tu piel sentir que la grabo en mis labios, recuerda nuestro primer abrazo sin palabras así como nuestro primer beso.