domingo, 8 de abril de 2018

Invierno


Hacía frio, la noche anterior llovió copiosamente.
Cogí mi paraguas y salí de casa.
El estado del tiempo no importaba.
Tomar su mano, mirar sus ojos, sentir su perfume mezclado con el aroma del café espresso que tomaríamos, me hacían  sentir en una primavera eterna.

Cuando llegó, el frío se coló hasta la mesa en que yo le estaba esperando.
El beso, las palabras, los gestos, estaban todos empapados de una brisa gélida.
La calidez de mi espera chocó de golpe con el hielo de su llegada.

Fue breve, no malgastó tiempo usando palabras rebuscadas, decorativas, por lo demás un "Ya no te amo", no necesita mucha explicación.
Cualquier frase que hubiera seguido a aquella, no habría sido posible escucharla. Los muertos no oyen...

Cuando salió por esa puerta, el frio se coló hasta lo más profundo de mi ser. Ese sería el invierno más largo de toda mi vida.


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